No son muchos los viajeros que llegan hasta el Parque Nacional Canaima en Venezuela. Pero quienes lo logran, regresan con una historia mitad sueño, mitad aventura. Este rincón del mundo es de otro planeta: cataratas más altas que rascacielos, montañas planas que parecen caídas del cielo y lagunas teñidas en tonos rojos y dorados. Aquí la naturaleza decidió ponerse en modo cine total.
La película Up de Pixar no nació solo en un estudio: sus paisajes increíbles se inspiraron en los tepuyes mágicos de Canaima. El Monte Roraima, con su cima plana y sus nubes místicas, junto a la imponente caída del Salto Ángel, dieron vida al mundo fantástico de “Paradise Falls”. Estas montañas en forma de mesa, que emergen directamente de la selva, no solo parecen de cine: también están profundamente ligadas a leyendas indígenas. Visitar Canaima es caminar de lleno dentro de los escenarios que inspiraron una de las aventuras más queridas del cine.
Salto Ángel: más alto que tu imaginación
La estrella de Canaima es el Salto Ángel, la cascada más alta del mundo. Casi 1 km de agua cayendo desde lo alto de un tepuy (esas montañas gigantes con cima plana). Verla no es tan fácil como llegar en carro; toca tomar un vuelo sobre la selva y luego un recorrido en curiara por el río. Pero justo eso lo hace épico: se siente como un logro, un verdadero rito para exploradores.
La magia de los tepuyes
Los tepuyes son mesetas de arenisca antiquísimas, con más de dos mil millones de años. Los pueblos originarios los llaman “islas en el tiempo”. Cada uno tiene su propio ecosistema, con plantas y animales que no existen en ninguna otra parte. El Roraima, el más famoso, inspiró relatos como “El Mundo Perdido”. Pararse a sus pies es sentirse diminuto, como si hubieras llegado a un planeta prehistórico.
Cultura y esencia local
Canaima no es solo paisajes; también es su gente. Las comunidades indígenas pemón viven en el parque y son sus verdaderos guardianes. Hospedarte en una posada manejada por ellos significa escuchar historias, probar casabe recién hecho al fuego y sentir de primera mano la conexión que tienen con la tierra. Es un viaje que se vive, no solo se consume.
Más allá de las cascadas
Además de ir tras el Salto Ángel, puedes recorrer ríos en curiara, nadar en la Laguna de Canaima o caminar hasta miradores con panorámicas que no se olvidan. El agua aquí tiene un tono rojizo-cobrizo por los minerales y taninos, lo que hace que cada foto parezca editada —pero todo es natural. Para los más aventureros, los trekkings de varios días hasta la cima de los tepuyes son la prueba definitiva.
Cómo llegar
Aquí está el reto: Canaima es remoto. Solo se puede entrar volando —normalmente desde Caracas, Ciudad Bolívar o Puerto Ordaz. Una vez allá, los traslados son en curiara o a pie. No es un plan de “fin de semana express”: es una expedición en toda regla. Y justo por eso se mantiene tan auténtico.
Dónde hospedarse
El alojamiento aquí son sobre todo eco-lodges y posadas manejadas por locales. Son rústicas pero cómodas, muchas con vista al río y hamacas perfectas para descansar después de una caminata. Mira opciones en Booking vía Nosfui cerca de la Laguna de Canaima o a lo largo del río Carrao. El encanto está en lo simple: desconectar y vivir cerca de la naturaleza.
Por qué Canaima debería estar en tu lista
Seamos sinceros: si buscas algo diferente, crudo e inolvidable, Canaima lo tiene. No es pulido, no está lleno de gente y no es el típico lugar que ves en cada feed de Instagram. Es para viajeros que quieren ir más allá de lo común y caminar dentro de un paisaje que vibra con misterio.
Planea bien, viaja lejos
Canaima es de esos viajes que se hacen una vez en la vida y que se quedan para siempre. Desde el rugido del Salto Ángel hasta noches bajo un cielo selvático lleno de estrellas, este lugar es pura magia. Guárdalo, compártelo y no lo dejes para después: estas aventuras no son para quedarse en la lista de pendientes eternamente.
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